SENTIDO,

INTERCONEXIÓN,

COMPASIÓN

1. ¿Qué son las enfermedades mentales y para qué sirve la psicoterapia?

 

Los “diagnósticos” no explican nada, son descripciones orientativas, pero imprecisas, de la realidad de cada persona. No hay límites claros sobre qué es qué cuando estamos hablando del mundo interior y parecería más bien que se trata de un espectro. En todo caso la psicoterapia, al menos la que practico yo, no se centra en los diagnósticos. Si hay alguna metáfora para explicar qué es la psicoterapia, yo creería que es como el buceo o la navegación. Los psicoterapeutas somos psico-nautas, como dijo Stanislav Grof.

 

2. ¿Por qué se generan síntomas metales/emocionales?

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Hay “familias” de síntomas que aparecen ante circunstancias universales para las cuales no hay vacuna, porque lamentablemente son cosas de la vida de las que no podemos salvarnos. Por eso, lo más importante es entender las vivencias que están causando los síntomas, porque éstos son avisos. Por ejemplo, que te abandonen emocionalmente tus padres en la infancia suele hacerte creer que eres inadecuadx y, por tanto, que no mereces cariño ni aceptación, o que debes esforzarte mucho por conseguirlos. Esto, a su vez, podría generar un perfeccionismo compulsivo, motivado inconscientemente por la búsqueda de la validación fundamental que no has recibido. Y esto podría desencadenar diferentes desórdenes: de alimentos, de ansiedad, del ánimo. Pero el asunto central a ser tratado en terapia no es el síntoma, sino el contexto y significado de la experiencia inicial, ésa contra la que no hubo vacuna y simplemente se padeció.

 

3. ¿Cómo surgen las respuestas traumáticas y cuáles son sus consecuencias?

Existen vivencias que mantienen a las personas en emociones realmente tóxicas durante años, alterando sus modos de relacionamiento, sus estilos de apego, sus conductas y valoración personal. Intoxican los pensamientos, los sentimientos y la visión del mundo, y el organismo aprende a existir bajo los efectos de esa toxicidad (normalmente, de cortisol). Se puede vivir años con culpa, con vergüenza o con miedo. ¿Cómo? Gracias a la presencia inadvertida de mecanismos que ayudan en la gestión de esas emociones dolorosas y feas: disociarse, evadirse, obsesionarse con algo para desviar la atención, desarrollar conductas adictivas sedantes o estimulantes, y un gran etcétera. Entonces el problema inicial queda sepultado debajo de muchas capas, también problemáticas en sí mismas.

 

4. ¿Todos estamos locos?

A lo largo de la vida, todxs experimentaremos síntomas “mentales”. Todxs conoceremos lo que es tener un set de ideas obsesivas en la cabeza que no sirven para cambiar la realidad que nos desborda; todxs experimentaremos lo agradable de pasar la ansiedad con comida o alcohol; todxs viviremos en mayor o menor medida el miedo a la separación, la necesidad de controlar, la inseguridad básica, el miedo a las relaciones… Y es humano, no una patología.

 

5. ¿Cómo hacemos para sobrevivir en una cultura tóxica?

Los síntomas no son exclusivamente personales ni derivan de la historia individual. El orden cultural y la sociedad generan síntomas típicos. Hoy en día vivimos circunstancias que sistémicamente producen burnout, ansiedades y depresiones. No estamos libres del mundo en que vivimos. Según el filósofo Byung Chul Han, este mundo produce un tipo de sujeto: el sujeto del rendimiento. La exigencia del rendimiento del capitalismo tardío es responsable directa de la crisis de la salud mental del siglo XXI. Y sino, miremos lo que está pasando con la epidemia de fentanilo en las calles de nuestras ciudades.

 

6. ¿Psicoterapia o justicia social?

Hay cosas que se ven como fallas personales y no lo son. Muy probablemente un joven profesional desempleado mejoraría sustancialmente su depresión si tuviera oportunidades laborales. La terapia no es la respuesta a todo y el trabajo personal no resuelve todos los problemas. Hay que mirar a la sociedad, cuestionarla y transformarla, reconocer que somos vulnerables a los ambientes donde nos desenvolvemos y que las circunstancias externas que nos tocan muchas veces superan nuestra capacidad de resistencia. Los grandes problemas de las sociedades del siglo XXI tienen su correlato en el quebrantamiento mental y emocional de las personas.

 

7. ¿El amor lo es todo?

La falta de relaciones de cuidado, seguridad, aceptación, pertenencia, comprensión, estabilidad, protección, es decir, de amor, es muy grave para un ser humano. Es, en realidad, lo peor que puede pasarle. Sobrevivir al miedo, la violencia, el rechazo, la enajenación, el caos y la inseguridad implica adaptaciones disfuncionales que suponen una desintegración psico-social en algún nivel y, normalmente, por algunos años. La terapia ayuda a sanar esas heridas, pero quien se sana y vuelve a creer en sí mismx y en el amor es cada persona.

 

8. ¿Existe la patología mental?

Todo lo que podemos llamar “patología” es una adaptación sin la cual un ser humano no sobreviviría cuando su vulnerabilidad ha sufrido en lo más profundo.

 

9. ¿Qué significa ser humanos?

Ser humanos es un proceso en evolución que no está acabado. Hemos pasado por dos cerebros antes de llegar al que nos hace propiamente sapiens, todavía no conocemos todo nuestro potencial y simultáneamente somos simplemente unos mamíferos tratando de sobrevivir. Somos una paradoja entre el instinto de sobrevivencia de nuestro cerebro reptiliano, las emociones y los vínculos de nuestro cerebro límbico, el lenguaje y la metacognición de nuestro neocórtex. Y ahí vamos, en dos patas, sin despegar los ojos del celular. ¿Cuál es la naturaleza humana? Eso lo decide cada unx en el sentido que le da a su existencia.

 

10. ¿Qué podemos hacer con los enredos de la mente?

Aunque en la psicoterapia se han desarrollado muchas técnicas para aprender a observar los pensamientos sin identificarse con ellos (defusión), técnicas de desensibilización y reprogramación, mindfulness, indagación profunda, trabajo con arquetipos, con emociones, con soluciones, etc., los enredos de la mente se curan fundamentalmente con cambios en el estilo de vida: deporte, un trabajo que tenga sentido más allá del interés individual, seres queridos, comunidad, artes y naturaleza.